viernes, 23 de marzo de 2012

La feliz edad



Hay libros que consiguen unir extremos en principio irreconciliables. Libros que son al mismo tiempo amargos y tiernos, terribles y hermosos, tristes y sin embargo luminosos. Algo de eso le sucede a La máquina de hacer españoles, de Valter Hugo Mae (Alfaguara), en la cual al protagonista, Antonio Silva, portugués de ochenta y cuatro años, se le jode la vida irremediablemente al principio de la novela: muere su mujer, con la que ha pasado prácticamente toda su vida, y al poco tiempo es ingresado en una residencia para ancianos donde ha de disfrutar de esa "feliz edad" que le resta. Antonio, al principio se rebela contra ese destino ingrato pero con el paso de los días experimentará emociones que el pensaba impensables en su posición, revisará la historia de su vida y sus decisiones (y de forma paralela la de su pais), y acabará encontrando en los demás algo que no buscó nunca, una especie de orgullo herido (de muerte) que se convertirá en aliado de los días que le quedan.

Mae ya publicó en castellano El apocalísis de los trabajadores (Alpha Decay), otra historia sobre el desencanto y la vida cotidiana en el Portugal de ahora mismo (que es, en realidad, todas partes). De nuevo, aquí, pone su mirada y su prosa en personajes humildes sobre los que traza el día a día del final de los días, la búsqueda (a veces inconsciente) de asideros del corazón para poder seguir avanzando. Aquí añade una especie de resumen y ajuste de cuentas con el tiempo de la dictadura de Salazar y la actitud de lo que llama "hombres buenos", con ese miedo a todo y a todos que nos acaba volviendo verdugos de los demás y de nosotros mismos.

Aunque he leido que Mae escribe a la manera de Saramago, en mi opinión comparte solo con el la mirada compasiva a aquellos de los que habla. Su escritura es muy hermosa, llena de imágenes y de ideas, y aunque sus tramas acaban siendo casi lo de menos, consigue llevarnos al centro de las vidas de unos personajes que duelen por ser como somos. De entre los jóvenes (o no tanto) escritores portugueses como Gonçalo Tavares o José Peixoto, Mae tiene una voz que merece ser escuchada, saboreada y recordada.

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