La hipótesis fantástica a la que se refiere el título tiene que ver con una pregunta, un ¿Qué pasaría si ...? aplicado a una historia contada de manera realista que introduce un cambio, un camino divergente que nos lleva a un nuevo mundo de posibilidades.
El sindicato de policia yiddish, novela de Michael Chabon, parte de una de estas hipótesis, ¿Que pasaría si los israelíes hubieran perdido la guerra por su nuevo e incipiente pais al acabar la segunda guerra mundial y se hubieran refugiado temporalmente en Alaska? Nos encontramos en Alaska, en 2008, en Sitka, hogar de los judios durante 60 años que va a dejar de serlo muy pronto. Esa situación de asilo temporal se acaba y en su lugar va a surgir un nuevo éxodo. Pero antes de eso siempre hay tiempo para un crimen y las consecuencias que pueden surgir de él.
El autor crea una historia alternativa a partir de esa hipótesis inicial y en ella situa una historia de novela negra americana, con un detective tipo, Meyer Landsman, de vuelta de todo, y que gracias a que el destino le pone una oportunidad delante, comienza un largo y retorcido camino de redención que lo lleva hasta una situación que es muy parecida, curiosamente, a la que vivimos ahora mismo.
Chabon parte de los tópicos de la novela negra, de la clásica tipo Hammett o Chandler, a la más moderna, y dibuja una historia que deriva casi en metafísica o política por que aspira a retratar a los judíos y su visión del mundo. Quizá el tema central es precisamente el éxodo, esa marca de no tener un país y buscarlo siempre, a cualquier precio, la marca de ser el pueblo elegido por Dios para no se sabe muy bien qué, el peso de la tradición, del carácter, en lo que hacemos y lo que nos hacen.
Esta novela me recuerda un poco a lo que la factoría Pixar hace en sus películas con los géneros clásicos, respondiendo a preguntas del tipo: ¿Que tal si hacemos una peli del oeste con Bichos? Del mismo modo, Chabon ha escrito una novela negra con judíos, una de esas historias que se mastica y saborea al tiempo que se lee, con buenos personajes, una prosa magnífica, dialógos sabrosos, en fin, un buen guiso donde nada falta. La hipótesis fantástica está planteada con rigor y con detalle, y uno llega a notar la solidez del escenario (casi falta un plano de Sitka para que nos ayude a situar en cada momento la acción), y se lo pasa bien con una historia bien planteada, donde los tópicos casi parecen recién estrenados y nuevecitos, y donde al cerrar la última página sabe que echará de menos a sus compañeros de viaje.
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