domingo, 16 de noviembre de 2008

Dioses y hombres


Antes me gustaba más el cine que hace Ridley Scott. Quizá se deba a la huella tan fuerte que dejó en mí Blade Runner, y que aún hoy resuena con mucha fuerza en mi memoria. Junto con Alien, ambas son películas fundamentales no solo de la ciencia-ficción, y su peso e influencia han sido muy notorios. Pero bueno, el caso es que Scott (Ridley) rueda mucho cine últimamente y hace unos días fuí a ver Red de mentiras, lo último que ha hecho. La verdad es que, en conjunto, no me gustó mucho esta historia de espías en esa zona del mundo tan activa en los últimos años. El tema del terrorismo de raiz islamista y cómo lo combate Estados Unidos es una de las constantes que nos rodea cada día. La película de Scott se adentra en este meollo mostrando algunas de las tripas del asunto y llegando (me parece a mí) a conclusiones no muy halagüeñas sobre el futuro próximo.
Pero más allá de la trama y del empaque visual que Scott le ha dado a esta historia hay algunos apuntes que me parecen muy interesantes. Hay dos puntos de vista, el de Russell Crowe (Su personaje se llama Ed Hoffman y es un alto cargo de la CIA que se encarga del espionaje en la zona de Oriente Próximo), y el de Leonardo DiCaprio (un agente sobre el terreno que se llama Roger Ferris). La mirada del primero es la mirada de los dioses, casi siempre está hablando por móvil con su agente o lo ve manejarse gracias a satélites y aviones espía, siempre desde las alturas en su Olimpo tecnológico, contemplando a su criatura a la que maneja a su antojo. El segundo tiene una mirada terrenal, violenta, humana y más compleja, ha de luchar contra las maniobras de su jefe que, en ocasiones baja a la tierra para re-dirigirlo o provocar movimientos caprichosos de la trama. En este aspecto, la historia que nos cuenta la película no es que sea muy novedosa por que los dioses y los hombres han jugado a esto mucho tiempo.
El otro detalle interesante es el contraste entre la aparentemente todopoderosa tecnología de los dioses y las maneras primitivas, medievales de los terroristas. La película sugiere que aunque los norteamericanos pueden, literalmente, "verlo todo", no comprenden lo que están viendo, con lo que ese poder se torna inútil al no entender las claves, las reglas de la situación. Su manera de hacer las cosas es exagerada, tosca, y no siempre consiguen lo que quieren.
En fin, una historia de cine político (con toques visuales marca de los hermanos Scott), y una conclusiones nada agradables sobre lo que sigue a continuación.

No hay comentarios: