jueves, 1 de mayo de 2008

Sufrir


Hay libros que se saborean, al tiempo que uno los lee. Y ese sabor que uno percibe al leer define la relación que establece con el libro. He terminado esta tarde Caos Calmo, de Sandro Veronesi (Anagrama), y se que el sabor melancólico y dulce que me ha provocado estos días perdurará, como la memoria de los personajes y situaciones que llena el libro.

Esta es una historia sobre la aceptación del sufrimiento en estos días de velocidad e histeria. El prota, Pietro Paladini ve como en el mismo día casi se muere salvándo a una mujer de un seguro ahogamiento mientras que su compañera Lara se muere de verdad. ¿Cómo se hace frente a ese dolor? Pietro, de una forma extraña, cree no sufrir, como tampoco cree que lo haga su hija Claudia, de diez años. Comienza el curso y él decide permanecer junto a su hija, a las afueras de su colegio, cada día, mientras que su empresa comienza a enloquecer en los vaivenes de un proceso de fusión. El gesto de Pietro le convierte, de forma involuntaria, en depositario del dolor de los que le rodean, que se acercan hasta él para contarle, mientras pasan los días y su propio sufrimiento parece no existir.

En las peripecias de Pietro hay un retrato de todos nosotros, y de nuestra huida del dolor. Vivimos en una sociedad que exalta el placer y la fisicidad que lo que nos rodea, que se mueve sin apenas reflexionar y que solo accede a la superficie de aquello que siente. Pietro, en su inmovilidad, reflexiona sobre sus actos, pero al mismo tiempo parece huir de lugares incómodos de sí mismo, lugares que tendrá que visitar aunque no sepa muy bien por qué.

La novela posee una prosa bellísima, y se plantea como un largo monólogo dirigido a nosotros, un monólogo donde entra lo personal, el caos de lo que nos rodea y nos refleja, con los movimientos económicos que actúan de transfondo de algunas de las debilidades (y triunfos) del protagonista. Esta es una historia triste que contiene momentos muy divertidos, donde encontramos muchos registros y personajes y donde Veronesi crea un retrato desconcertado de lo que somos y de cómo actuamos, nada de gloria y muchas preguntas por resolver.

Postdata: en nada, se estrena la versión cinematográfica de la novela, con Nanni Moretti de protagonista.

No hay comentarios: