viernes, 21 de septiembre de 2007

El ¿último? mohicano


La música para cine tiene una ventaja fundamental: la mayor sala de conciertos del mundo, es decir, aquellas salas de cine donde la peli correspondiente se estrena. Así, ocurre a veces que determinados temas se hacen tan famosos como la propia película a la que acompañan y pasan a ser parte de la cultura común. Todo el mundo conoce algunas de estas músicas y, aunque no sepamos quién es John Williams es más que probable que podamos reconocer y tararear sus músicas para Star Wars, Superman, E. T., Indiana Jones,... El músico de cine es entonces mundialmente famoso y normalmente desconocido. Todos conocen la sintonía de Los Simpson pero no tantos saben que se debe a Danny Elfman.
Además, estas músicas acaban sonando en todas partes, ya sea por causa de la publicidad, por que forman parte de recopilaciones del tipo Música maravillosa para gente maravillosa o Sintethizer Hits (tan normales en su tienda de discos hace mucho, mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana), o cualquiera sabe por qué. Y puede que a uno hasta le gustaran inicialmente, pero la sucesiva re-creación, o versión, o inspiración, o copia barata o lo que toque ese día hace que, al final, de tanto oirlas, acabemos tomándoles una manía horrorosa.
El último caso de este no tan extraño comportamiento me sucedió el pasado fin de semana en el Oceanografic de Valencia, en el que al pasear entre tanque y tanque de peces sonaba sin cesar el tema "The Kiss", compuesto por Trevor Jones para la película de Michael Mann El último mohicano. El tema es precioso, con un espíritu épico y romántico (muy relacionado con que el violín que aparece en el mismo esté tocado por Alisdair Fraser), pero es que ya me pone un poco de los nervios haberlo oido en miles de sitios, normalmente relacionados con animales (zoológicos, acuarios, consultas varias), y en miles de versiones distintas, a cual más terrorífica. Carne de hilo musical a su pesar, esta pieza fue repetida así como quince veces en dos horas, seguida de cerca por otro clásico de estas situaciones, John Barry y su música para Bailando con Lobos. Casi toda la gente que reconocía el tema, decía algo parecido a ¿no es esa la música de la peli de indios? Sí, tenían razón, pero a mí me pone un poco de los nervios ese machaque con el pobre Trevor Jones. No se me ocurrió protesta alguna pero, como daño colateral, no creo que vuelva a oir esta música durante un tiempo por que, si lo hago, comenzaré a pensar en belugas y tiburones con los cuales, el último mohicano estaría, como mínimo, muy sorprendido.

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