No se si tendrá que ver con el hecho de que este año 2007 ha sido el año de la Ciencia o no, pero lo cierto es que desde hace mucho tiempo no veía en televisión que se abordara lo científico más allá de noticias puntuales en los telediarios. Las iniciativas han sido variadas, y así tuvimos brevemente a Brainiac en Cuatro, tenemos Clever en Tele5 y hoy comienza a emitirse Tres 14 en la 2, así que sumamos muchas iniciativas y diversidad de enfoques. Quizá el espacio más popular que puede verse donde se trata la ciencia es la sección de Flipy, "el científico loco", tal y como lo llama Pablo Motos, en El Hormiguero (Cuatro). Esta sección es una de las más importantes del programa y en ella, al grito de "No es magia, ¡es ciencia!", siempre intentan acercar algún experimento de forma más o menos divertida.
Claro que, al ver como se manejan Motos y Flipy siempre me surge la misma pregunta: ¿Cómo debe abordarse la ciencia en televisión? Esta claro que el medio televisivo no tiene nada que ver con el método científico sino más bien es todo lo contrario: se busca lo espectacular, la explosión, lo inesperado. De hecho, en El Hormiguero, Motos siempre recrimina a su compañero Flipy la falta de ritmo a la hora de visualizar sus experiencias. El ritmo no tiene nada que ver con la ciencia, pero sí mucho con que la gente no se aburra de ver manipulaciones más o menos estrafalarias y cambien de canal. No se que pensar de estos intentos. En este último caso, lo que más me gusta es, curiosamente, lo más anti-televisivo: el fracaso. Las experiencias fracasan muchas veces, el fiasco nos espera a cada esquina, y esto es algo de lo que tenemos que ser conscientes. Si comparamos con aquellos momentos en los que aquellos que aparecen son magos haciendo sus trucos, podemos comprobar que éstos nunca fallan: la magia es una ficción, y como tal se ensaya mil veces hasta resultar creible. Así, el fracaso en los experimentos de Flipy nos dice que lo que se hace, o bien se ha hecho mal o se ha errado en su misma concepción. Por causas de tiempo, repetir o explicar lo que no ha salido no es posible y la sensación que así se transmite es más la de una chapuzilla que la de que el experimento no se ha ejecutado correctamente. La falta de tiempo, el ritmo, hace también que las explicaciones de los diferentes fenómenos estudiados resulten también muchas veces completamente incomprensibles, y aunque se logre el efecto buscado y la gente se asombre ante lo que ve, su misma falta de explicación lo convierte todo en una especie de truco más y no en lo que se busca.
Además, a veces sucede que se cometen en un programa o una sección científica, una de barbaridades, imprecisiones o simplemente, burradas, que dan mucho que pensar sobre sus guionistas.
La verdad es que echo de menos programas como el prehistórico 3, 2, 1, ... Contacto, tal vez por que al menos lo que se proponía era llevar a la práctica pequeños experimentos y aprender algo de ellos. Ahora somos meros espectadores y lo que se nos muestra lleva necesariamente un envoltorio brillante y llamativo por que con la simple curiosidad no es suficiente.
En fin, creo que, aunque estos programas no sean todo lo que deberían ser, al menos están ahí y muestran que hay mucho ahí fuera que nos es propio y que resulta interesante. Suerte a todos.
Claro que, al ver como se manejan Motos y Flipy siempre me surge la misma pregunta: ¿Cómo debe abordarse la ciencia en televisión? Esta claro que el medio televisivo no tiene nada que ver con el método científico sino más bien es todo lo contrario: se busca lo espectacular, la explosión, lo inesperado. De hecho, en El Hormiguero, Motos siempre recrimina a su compañero Flipy la falta de ritmo a la hora de visualizar sus experiencias. El ritmo no tiene nada que ver con la ciencia, pero sí mucho con que la gente no se aburra de ver manipulaciones más o menos estrafalarias y cambien de canal. No se que pensar de estos intentos. En este último caso, lo que más me gusta es, curiosamente, lo más anti-televisivo: el fracaso. Las experiencias fracasan muchas veces, el fiasco nos espera a cada esquina, y esto es algo de lo que tenemos que ser conscientes. Si comparamos con aquellos momentos en los que aquellos que aparecen son magos haciendo sus trucos, podemos comprobar que éstos nunca fallan: la magia es una ficción, y como tal se ensaya mil veces hasta resultar creible. Así, el fracaso en los experimentos de Flipy nos dice que lo que se hace, o bien se ha hecho mal o se ha errado en su misma concepción. Por causas de tiempo, repetir o explicar lo que no ha salido no es posible y la sensación que así se transmite es más la de una chapuzilla que la de que el experimento no se ha ejecutado correctamente. La falta de tiempo, el ritmo, hace también que las explicaciones de los diferentes fenómenos estudiados resulten también muchas veces completamente incomprensibles, y aunque se logre el efecto buscado y la gente se asombre ante lo que ve, su misma falta de explicación lo convierte todo en una especie de truco más y no en lo que se busca.
Además, a veces sucede que se cometen en un programa o una sección científica, una de barbaridades, imprecisiones o simplemente, burradas, que dan mucho que pensar sobre sus guionistas.
La verdad es que echo de menos programas como el prehistórico 3, 2, 1, ... Contacto, tal vez por que al menos lo que se proponía era llevar a la práctica pequeños experimentos y aprender algo de ellos. Ahora somos meros espectadores y lo que se nos muestra lleva necesariamente un envoltorio brillante y llamativo por que con la simple curiosidad no es suficiente.
En fin, creo que, aunque estos programas no sean todo lo que deberían ser, al menos están ahí y muestran que hay mucho ahí fuera que nos es propio y que resulta interesante. Suerte a todos.
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