sábado, 16 de febrero de 2008

La vida cotidiana




¡Qué dificil es contar en una novela la vida cotidiana!, las cosas pequeñas, los detallicos que nos van construyendo y que se convierten en nuestras sombras y nuestros cimientos. Así a voz de pronto, recuerdo dos en las que esta vida de todos los días va hilando la trama: Mauricio, o las elecciones primarias, de Eduardo Mendoza, y Dientes de leche, de Ignacio Martínez de Pisón, que acabo de terminar. Si la primera es un retrato de la Barcelona de principios de los ochenta, la segunda es más ambiciosa al cubrir cuarenta años de las vidas de los Cameroni, una familia de Zaragoza cuyo fundador, Raffaele Cameroni, es un italiano que viene a España durante la guerra civil para combatir del lado nacional y que se queda huyendo de una vida que no quiere vivir para adentrarse en la creación de una familia y los laberintos de la vida cotidiana. La novela de Martínez de Pisón centra su mirada en un cúmulo de pequeñas historias que van haciendo avanzar el tiempo y las relaciones de los miembros de la familia, historias que aún siendo contadas en un tono amable, cubren todo tipo de momentos, alegres y terribles, traiciones y decisiones que nos marcan más de lo que somos capaces de reconocer. Además, de esta mirada surgen momentos de gran belleza y profundidad que apenas creeríamos mínimamente interesantes a la primera pero que se revelan clave de los acontecimientos.


La novela de Mendoza es otra cosa aún siendo algo muy parecido, la crónica de aquellas decisiones que tomamos en momentos que no sabemos decisivos pero que acaban siéndolo, y el retrato de una ciudad, Barcelona, desde las conversaciones de los personajes. Mauricio es, a priori, un tipo sin chicha ninguna, dentista, un pelín soso, y sin embargo sus anti-aventuras te enganchan por que te ves un poco en lo que hace, y de forma casi inconsciente, acabas tomándole cariño. La prosa de Mendoza es divertida y tierna, con un diálogo casi constante, con mil peripecias extrañas pero que forman parte del día a día de sus protagonistas.


Estas dos novelas son, de forma extraña, novelas de aventuras. Ahora bien, de ese tipo de aventuras que no tienen apenas gloria y hazañas pero sí detalles para construir la memoria.