Acabo de terminar La desaparición de Majorana, de Leonardo Sciascia, en Tusquets. Ettore Majorana fue un brillante físico italiano, contemporaneo y colega de Enrico Fermi, que desapareció o se suicidió en 1938 dejando tras de sí múltiples interrogantes. Genio de la ciencia, le tocaron los primeros años del siglo XX en los que se re-inventó la física, y de paso, la realidad al completo. Majorana fue amigo de Heisenberg y Sciascia sugiere que pudo intuir hacia donde se dirigían los descubrimientos de la física en esos años de pre-guerra, hacia un horror nuclear del que él no quería ser complice. La maquinaria de la guerra no podía ser detenida y la posibilidad de que llegara a unos límites que ni tan siquiera pudieran ser imaginados puede que le llevara a desaparecer, para así no ser parte de esa conspiración contra la vida que fue la creación de la bomba atómica. Su mente privilegiada comprendió que la raiz de la creación en la que estaba inmerso, la nueva física, podía abrir posibilidades terroríficas, pero su obra era también su vida, las dos estaban unidas hasta el extremo de ser la misma cosa, por lo que dejar una implicaba dejar la otra.
Este librito tiene una capacidad de generar muchos ecos. En él aparecen desde consideraciones sobre el hacer de la ciencia, la raiz del genio creativo, los años del fascismo en Italia, el famoso proyecto Manhattan y sus implicaciones morales y, sobre todo, la oscuridad que rodea a su desaparición, cómo pudo planearla y cuáles pudieron ser sus razones.
En él aparece citado otro caso de desaparición, el del matemático francés Evariste Galois que murió a consecuencia de un duelo en 1832 a la edad de 21 años. La noche anterior al duelo, que Galois cree que será su fin, éste se la pasa escribiendo, con la urgencia del tiempo que se escurre, que no puede ser detenido, y al mismo tiempo, con la urgencia de contar en el papel los rasgos de su obra, de su pensamiento que sabe importante, de su vida, una noche en la que se vaciará para morir al poco tiempo.
El caso de Galois es el opuesto al de Majorana, si al primero le traiciona la vida y ha de aprovechar unas pocas horas para dar forma, aunque sea a grandes trazos, a lo que su pensamiento ve, aquel ya ha visto y no quiere seguir, por lo que es el propio Majorana el que traiciona a una vida que presume imposible de vivir.
En ambos casos, no puedo imaginar el terror que se esconde detrás de los ojos ante lo que ha de llegar y las terribles decisiones que conducen a la desaparición.
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