A veces es toda una aventura seguir a algunos autores americanos en España. Me pasó con E. L. Doctorow y también con Russell Banks. Las obras de este último autor han sido publicadas por cinco editoriales (Anagrama, Destino, RBA, Losada y Bruguera) de manera que hay que recorrerse toda la librería para encontrarlas (cosa algo difícil por que me temo que se descatalogan al poco de publicarse). Conocí a Banks gracias a Aflicción (Anagrama), novela que cuenta una historia de autodestrucción terrorífica con un personaje central de los que se te quedan clavados a la memoria. Curiosamente, cuando la leía, le puse al protagonista la cara del actor Nick Nolte y cuando, unos años más tarde, Paul Schrader hizo una adaptación al cine de la novela, eligió a Nolte para que la protagonizara. Al poco tiempo seguí leyendo a Banks en Como en otro mundo (Anagrama), novela también terrible que cuenta lo que le ocurre a una comunidad cuando lo peor que podía suceder ya ha sucedido y lo único que queda es un “dulce porvenir” (como el propio autor tituló originalmente la novela). De ella, el raro Atom Egoyan hizó también una adaptación al cine.
En las historias de Banks no existen buenos ni malos, sus personajes son complejos, densos, y las decisiones que toman los suelen encaminar por caminos muy negros. En sus tramas hay tensión, violencia, pero también una muy trabajada humanidad. Puede que no te gusten sus personajes pero seguro que te los crees. Además, sus personajes suelen acabar tan mal que, no se quien, escribió que "nadie tiene peor suerte que el protagonista de una novela de Russell Banks".
A pesar de ese destino gafado de los protas de sus novelas, yo sigo leyéndolo y así me he encontrado, un poco por casualidad, a Hannah Musgrave, la prota de su última novela, Una americana consentida, publicada por RBA y que he estado leyendo en una infame edición de bolsillo. La historia de Hannah la lleva, desde
Una americana consentida es una novela llena de información, desde la historia de Liberia hasta los tejemanejes de
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