sábado, 12 de mayo de 2007

Viajes por Paul Auster III. ¡Creía que Auster era Dios!


A estas alturas (tercer rollete ya ...), parecerá que soy un fan obsesivo de Auster, de esos que tiene ABSOLUTAMENTE TODO lo que hay publicado de este escritor y que lee sus libros como si estudiara la cábala... Bueno, algo de eso hay pero tampoco hay que pasarse. Por que tras Leviatan yo tenía un poco la mosca en la oreja. Y esa mosca se transformó en frustración cuando leí Mr. Vértigo.
Quizá fui yo, quizá la historia, lo cierto es que, para mí, Auster escribe de forma totalmente diferente al contar la vida del protagonista de esta historia. La intención del autor parece ser contar una historia verosímil, aunque lo contado sea increible (en este caso el nucleo de lo contado es la posibilidad de que un hombre vuele). Pero éste no era mi autor, o al menos no el que yo esperaba. ¿Dónde estaban las ideas, dónde el juego con las estructuras narrativas? No hay nada de eso en Mr. Vértigo. Hay otras cosas y muy bien contadas pero, yo quería al contador de ideas y me había encontrado con el contador de historias. Este chasco se prolongó con Tombuctú, novela que tiene el mismo espíritu, contar algo que parece muy dificil de contar, en este caso la vida de un perro (Mister Bones), contada por él mismo. Además, en esta novela hay dos partes muy diferentes y algo desequilibradas, lo cual no ayuda mucho. Y yo, tras leerla, seguía un poco huerfano del escritor que me había deslumbrado.
Y por si fuera poco, en estos años, Auster comenzó a hacerse muy muy famoso. Primero por la adaptación que hizo de un relato corto suyo (Las navidades de Auggie Wren) el director Wayne Wang y que dió lugar a una película llamada Smoke (película que tiene una hermana menor, Blue in the face, dirigida entre Auster y Wang y mezcla de improvisación y mil cosas más). Esta peli tuvo un gran éxito en su momento y curiosamente contiene mucho del Paul Auster que me gustaba, con multitud de apuntes autobiográficos (no por nada la historia transcurre en Brooklyn, el barrio donde vive el autor) e ideas que luego aparecerían en algunos de sus futuros libros. Anagrama publicó los guiones de las dos películas y a partir de ahí publicó todo lo publicable: desde algunos de sus poemas, pequeños ensayos, recopilaciones de artículos, una colección de relatos coordinada por Auster, el guión de su segunda peli, ...
El nombre de Auster sonaba cada vez más, este hombre hacía cada vez más cosas y, para mi pequeña frustración, yo pensaba que no iba a volver a encontrarlo como lector. Pero bueno, cambian los autores y cambian los lectores. No podía esperar que Auster siempre escribiera de la misma forma.
Por suerte, llegó El libro de las ilusiones. Y creo que entonces empecé a entender.


1 comentario:

Gotardo J. González dijo...

Disculpe la intromisión. Hemos empezado en www.lenguasdefuego.net una lectura de El palacio de la luna de Paul Auster. Quizá este interesado en participar.

Gracias por todo. Un saludo.