domingo, 22 de abril de 2007

Viajes por Paul Auster II. Vértigos lunares.


Es este un viaje raro, la verdad. Mi "relación" de lector de la obra austeriana quedó, en la primera entrega, con la trilogía de Nueva York y las novelas de la primera época de este escritor. Tras La invención de la soledad, era yo un lector totalmente entregado a su prosa. Sensación ésta que llegó a su punto máximo con El palacio de la luna. Esta novela es una historia de aventuras. Dicho así, no hay ningún problema. De hecho, el prota se llama Marco Stanley Fogg (Marco por Marco Polo, Stanley por el famoso explorador de África, y Fogg por Philleas Fogg, el excéntrico millonario de La vuelta al mundo en 80 días). En esto de los nombres de sus personajes, a Auster siempre se le ha ido un poco la pinza. Pero volvamos a lo de las aventuras. La historia de esta novela es la de un viaje lleno de peligros y rocambolescas peripecias, sí, pero no se parece a ninguna otra novela de aventuras por que, de la misma forma que en la trilogía de Nueva York Auster hacía como que escribía novela negra para luego contar otra cosa, aquí, el esquema de la novela de aventuras se convierte en un viaje de descubrimiento del narrador, un descubrimiento tanto temporal como interior, con una conclusión tan redonda que uno no puede sino descubrirse ante el mecanismo tan perfecto de esta historia.
Así, tras este novelón, leí La música del azar, otro juego brillante a propósito no de un género sino de una situación. Esta historia es muy rara pero te atrapa por su lógica de pesadilla. Los protagonistas están atrapados en una situación absurda y peligrosa que puede desquiciarlos. En la novela aparecen claramente ideas que son recurrentes en las novelas de Auster: el dinero (y su ausencia o presencia por sorpresa, el azar) y yo creo que es lo más cerca que ha estado este hombre de escribir una novela de terror. Seguí con Leviatán, en la que Auster se acerca a una novela "política" . Supongo que por que habla de su país y de ideas como la libertad, todo ello mezclado con muchos apuntes autobiográficos y otra de esas estructuras retorcidas y magníficas en las que vertebra sus tramas.
Mi relación con Auster iba de maravilla, e incluso por aquel entonces Anagrama publicó El cuaderno rojo, un librito donde el autor se dedica a repasar algunas casualidades en su vida. Como prólogo para conocer a este escritor no tiene precio (bueno, si, pero es pequeño). Lo que no sabía entonces es que pronto iban a cambiar las cosas. Estaba a punto de aparecer Mr. Vértigo.

Otra nota: La música del azar es una de las pocas novelas de Auster que ha sido llevada al cine. La adaptación la dirigión Phillip Haas y en la peli, ¡aparece Paul Auster! Creo que es una buena adaptación aunque traicione un pelín (bueno, algo más), el espíritu del relato. Según creo, hay un proyecto para adaptar El pais de las últimas cosas, y la verdad es que me pregunto cómo lo harán.

4 comentarios:

El pelicano dijo...

Bueno, como sigas así voy a tener que leer algo de Auster. Si su narrativa responde a tus sugerencias merecerá la pena, sin duda.

Anónimo dijo...

Cuando me sumerjo en todos vuestro blog me quedo perpleja de lo poco imaginativa e inteligente que soy. Cuando leí este libro lo único que me pregunté es si lo volvería a leer en algún otro momento. Si mi respuesta es sí es porque el libro había cumplido con su misión: contarme una historia que había conseguido entretenerme.

Creo que volveré a leer este libro a ver si encuentro todos los matices que dices en él.

josquin dijo...

Bueno, lo que cuento son mis impresiones como lector. Un libro puede ser muchas cosas y no ser nada. Como lector, me gustan estas novelas de Auster por que en ellas encuentro ideas, historias que me atrapan. De la misma forma hay quien ve en este escritor a alguien un poco pasado de rosca. No puedo extrapolar las sensaciones/ideas que me produce una novela, si acaso contarlas un poco. Por eso cada cual lee y atraviesa los libros a su manera.

Anónimo dijo...

Las sensaciones que la lectura de un libro deja cuando se ha leído con detenimiento son como las reacciones químicas: si las realizas sabiendo lo que haces o esperando un determinado resultado son mucho más satisfactorias que hacer un puchero con todos los ingredientes a la vez. Quizás a mi me ha pasado un poco eso con este libro, lo leí con tanta rapidez y sin detenerme en la lectura que Pablito Auster no logró cautivarme. No considero en absoluto que tu impresión esté equívocada, solo que tengo que leer algunos libros más de este autor a ver si consigue convencerme.