viernes, 31 de agosto de 2007

Somos memoria (I)


¿Qué extraños caminos nos llevan a recordar acontecimientos de nuestra vida sucedidos hace muchos, muchos años, en lo que hoy parece una galaxia muy, muy lejana? ¿Y qué elementos disparan el recuerdo? ¿Por qué nos aferramos a unos recuerdos con tanta fuerza y otros momentos de nuestra vida se desvanecen sin dejar rastros claros? La memoria suscita estas y muchas otras preguntas de las cuales, para mí, la más terrorífica ha sido siempre: ¿aquello que recordamos fue real? Con el tiempo, me he convencido de que la respuesta a esa pregunta ha de ser negativa (con matices). Nuestra memoria crea, a partir de unos elementos mínimos, esos acontecimientos a los que nos dejamos llevar. No veo a la memoria como una perfecta base de datos donde se acumulan miles de detalles sino más bien como una especie de mapa del tesoro lleno de arrugas y costurones que nos hacen viajar a sitios la mar de raros a veces.
Este es uno de mis temas preferidos, los mecanismos del recuerdo, su peso y su densidad, lo que tiene de real y de chapuza inventada. Tema también tratado en multitud de libros, pelis, comics y lo que se quiera, parece que es una preocupación general que tiene muchas implicaciones ya que nuestra identidad está configurada en torno a nuestros recuerdos, somos memoria, como amargamente reflexionaban los replicantes de Blade Runner al descubrir que sus recuerdos no eran tales.
Acabo de terminar un libro de Eric Kandel, En busca de la memoria (Editorial Katz), en el cual este Premio Nobel de medicina repasa tanto su historia personal como la profesional. Kandel, austriaco y judío, vive de primera mano los estragos del nazismo en Austria y huye con su familia a Estados Unidos donde tiene una brillante trayectoria en neurología, guiado por su interés por la comprensión de los mecanismos mentales y, en especial, por los misterios de la memoria. Su libro es muy interesante por lo que tiene tanto de ejercicio de memoria personal como por como explica, con gran claridad en la mayor parte de los casos, la historia de lo que él llama "la ciencia de la mente", comenzado por Santiago Ramón y Cajal y llegando a preguntarse por las bases celulares del psicoanálisis y qué es la conciencia.
Como introducción científica a los problemas de la memoria no está nada mal, aunque en algunos momentos puede llegar a ser un poco duro. Sin embargo, el tono del libro es claro y conciso, y avanzamos por los diferentes temas tratados con mucha amenidad.
Después de acabar el libro parece quedarme claro que la memoria es, pese a su complejidad, algo que tiene su raiz en nuestro cuerpo, es algo biológico. Ya se que no es nada poético pero para mí, extrañamente, resulta consolador.


No hay comentarios: